viernes, 9 de marzo de 2018

Viajando por los Países Bálticos

Puede resultar interesante compartir con los amigos y seguidores del blog la experiencia de mi último viaje a los Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania)


Vistas de las Playas de Jürmala a pocos kilómetros de Riga 

Para terminar este caluroso verano del 2017, mi hijo Fabio y yo hemos decidido planificar un viaje de 8 días a los Países Bálticos.  Siempre con la filosofía que inspira mi forma de viajar, "ir a mi aire": patear las calles de las ciudades y pequeños pueblos, hablar con la gente, parar en una granja para comer un bocadillo en medio del campo, ver qué crece en esas tierras y al final no gastar mucho dinero.
En primer lugar decir que el uso de Internet a la hora de planificar y seguir los itinerarios de un viaje son, hoy en día, fundamentales para la comodidad y el éxito del mismo. El uso de aplicaciones como "Waze" para circular o "Hostelword" para reservar un hostel en destino te lo ponen mas fácil.
La reserva de vuelo debe hacerse cuanto antes. Nosotros volamos a Riga por 250€ ida y vuelta desde Madrid sacando el billete con dos meses de antelación. El alquiler de un coche tipo Golf lo gestioné con Hertz a través de Rentalcar por 290 € para ocho días sin limite de kilómetros y a todo riesgo. Hertz tiene la oficina en el mismo aeropuerto y tan solo necesitas la tarjeta de crédito para retirar el vehículo y comenzar a circular.
Llegamos por la noche al Hotel Court Knight (25€ por noche dos personas). Este hotel está a 1,5 km del centro de Riga y tiene parking gratuito. Se trata de un edificio corroído por la época comunista  que en su día debía albergar la residencia de una rica familia y que tras la Revolución de Octubre debió ser el hogar de varias familias proletarias. Es un "hotel" sin recepción ni nadie que lo atienda, con lo que nada más llegar no éramos capaces de saber cuál era nuestra habitación. Nos ayudaron dos "clientas fijas" a base de señas y un deficiente ingles, dos mujeres de "cierta edad" con sus dedos manchados de nicotina y que, sin duda, hubieran sido perfectos modelos de burdel para  Toulouse-Lautrec. Una pequeña caja fuerte en el pasillo que se abría con el número de la reserva contenía el sobre con mi nombre y con las llaves de una  habitación sin lujos, limpia, caliente y con  baño.



Al día siguiente un paseo por el centro de Riga con un "freetour" en inglés ya que en septiembre no hay Tours en castellano. Después, una vuelta por el mercado que en septiembre está plagado de puestos repletos de setas de todo tipo aunque predominan los boletus. En el mismo mercado dimos con el "Restaurante Westa" que por su aspecto y precio deduzco que se trata de un reconvertido comedor social de tiempos del comunismo. Comida para dos por 9,20 €  que consistía en dos sopas de verduras, dos raciones de pollo con trigo, una botella de agua y una cerveza. De postre optamos por comprar una cajita de fresas silvestres de un puesto callejero por un euro y medio.


   
Como comentaba, las nuevas tecnologías permiten cambiar la ruta sobre la marcha  en función del tiempo que se prevé. Mi hijo Fabio me advierte que en al norte (Tallin) "dan agua" por lo que nos dirigimos al sur: desayuno camino de Palacio Museo de Rundales, una muestra del poder de la aristocracia de la época (precio 9 €, tiempo para la visita una hora y media).



Después nos dirigimos a Siaulai para visitar el "Cerro de las Cruces" (gratuito). Se trata de una muestra de la devoción cristiana de gentes llegadas de todo el mundo donde se amontonan en un pequeño cerro miles de cruces de todo tipo y tamaño. El lugar merece la pena. 




De camino a Kaunas, se hace hora de comer, y aunque un poco tarde, encontramos el "Hotel-Restaurante Grafo Zubovo". Un hallazgo de los que tanto se agradece en un viaje: dos guapas y jóvenes mujeres  nos atienden en un pequeño y lujoso hotel que tiene un comedor finamente decorado y una excelente cocina: salmón y carne de ternera en guiso típico de la zona y postre (32 euros). Para beber agua, el vino es muy caro en todo el Báltico. 



 
     










Recorremos las orillas del Rio Nemunas hasta llegar a Kaunas, dormimos en un B&B con un abundante desayuno (37€).

Al dia siguiente de Kaunas a Vilna merece la pena un pequeño desvío para visitar la fortaleza de Trakai, un castillo construido en una isla ejemplo de la arquitectura militar del siglo XIV. Paseamos por los alrededores y tomamos un café en las terrazas que lo rodean, el interior de la fortaleza no merece la pena.



Terminada la visita a Trakai nos dirigimos a Vilna (Vilnius), situada a unos 30 Km. Hace una mañana muy agradable que invita a tomar una cerveza en una de las numerosas terrazas del centro mientras vemos pasar la ingente cantidad de participantes en un famoso maratón de la ciudad. Este acontecimiento nos ha dificultado encontrar alojamiento mas asequible, hotel tipo NH (47€). Se trata de una ciudad con numerosos monumentos, y una zona céntrica comercial con las mejores marcas y locales de lujo en las calles aledañas a la plaza de la catedral. El casco antiguo está muy bien conservado y podemos encontrar numerosos locales dedicados a artesanos y artistas.


Barrio Judío de Vilnius

Al día siguiente nos dirigimos  al Parque Nacional de Aukstaitija. A medio camino y buscando un lugar donde tomar un café, encontramos a unos 100 Km de Vilnius el pueblo de Utena con otra agradable sorpresa: el Café "Vanilinis Dangus" con excelente desayuno artesano y regentado por una agradable y simpática mujer, "Jivile Mateikaite" con la que mantenemos una conversación en un aceptable castellano. Jivile nos comenta que ha aprendido "sola" escuchando películas en español y la ayuda de un amigo que estuvo viviendo un tiempo en Barcelona.
Tras recorrer unos 45 km al sur llegamos al Parque Nacional de Aukstaitija, lo forman inmensos bosques de pináceas de distintas especies y abundantes zonas húmedas y lagos, una zona ideal para hacer senderismo, piragua o andar en bici. Comida en  Restaurante "Romnesa" en Strigailiskis, cerdo con guiso típico de la zona, cerveza y postre, alrededor de los 20 €.
Vista del Parque Nacional de Aukstaitija 

Nuestra próxima parada es la pequeña ciudad Letona de Daugaupils de unos 90.000 habitantes. Un paseo al atardecer refleja la melancolía que invade esas tierras a partir del otoño. Dormimos en el Hotel "Biplan" en una habitación de dos camas, con buen desayuno y aparcamiento 32€, recomendable.
Tras un copioso desayuno-buffet tomamos rumbo a Tallin, hoy nos espera un dia de viaje ya que debemos recorrer  620 Km. Paramos en varias ocasiones: pueblos pequeños, granjas agrícolas y ganaderas, campos en los que predomina el cultivo de cereales, forraje y cercados ganaderos con interminables bosques de abetos y otros tipos de pinos para explotación maderera. ¡Atención a las cámaras de control de velocidad!, limite de 50 Km. Al pasar por las poblaciones, hay cámaras en cada uno de los pueblos que se atraviesa.
A la hora de comer habíamos llegado a "Parnu" conocida como "la capital del verano", una larga playa de fina y blanca arena acoge a veraneantes de países vecinos y nacionales, paseo por el casco antiguo con calles peatonales y numerosos restaurantes.


Pintadas (graffitis) en una pared del casco peatonal de Parnu

Continuamos nuestro viaje a Tallin, capital de Estonia y según cuentan una de las ciudades mas bonitas del mundo. A través de Hostlword hemos encontrado alojamiento en Hostel Euphorya, muy céntrico, parking incluido, poco frecuentado en esta época del año. Solo dos personas más comparten la habitación de 10 camas. una sala de estar repleta de instrumentos musicales y con actividad artistica casi de diario. La habitación compartida y parking 11€ por persona.


Sala de estar en el Hostel Euphorya de Tallin

La visita guiada tipo "freetour" es muy aconsejable para después disfrutarla con tranquilos paseos alrededor de la típica muralla medieval que en grandes tramos esta muy bien conservada. Mientras desayunamos en uno de los numerosos cafés del centro se puede apreciar la actividad comercial, financiera y administrativa que invade esta ciudad y que parece haber despertado a una nueva vida después de la etapa soviética. Cuando dos grandes cruceros acaban de "vomitar" miles de pasajeros en las calles de Tallin salimos de vuelta a Riga que será nuestro último destino antes de regresar a casa.


Vista general de Tallín

De vuelta a Riga la carretera discurre junto a las playas del Golfo y aprovechamos la ocasión para disfrutar una vez mas de un paseo por sus inmensas y desiertas playas blancas.
Tras dejar el equipaje en el hotel nos hemos dado un paseo por "Alberta iela" que concentra el mayor número de edificios "Art Nouveau" de esta ciudad en la que se contabilizan mas de 700.

Edificio Art nouveau de Alberta ilea en Riga

Finalmente una cena en  "La riviera" uno de los numerosos restaurantes que pueblan este barrio.

NOTA: Al llegar a España nos hemos encontrado con un "saludo" del departamento de tráfico de Estonia, una multa por exceso de velocidad: "circular a 64 Km/h. cuando el límite era de 50" (Sanción de 38€ con gestión incluida de la multa). Ahora se entiende porque cuando alquilas un coche retienen 500€ de la tarjeta hasta pasados unos días.